Educación y padres sobreprotectores.

En los últimos años, muchos docentes han manifestado un creciente agotamiento emocional y profesional, no solo por las exigencias propias del sistema educativo, sino también por una relación cada vez más compleja con algunas familias.

En particular, la sobreprotección parental —aunque nace del amor y el deseo de brindar lo mejor a los hijos— puede convertirse en un factor de desgaste significativo para los maestros. Cuando los padres intervienen de manera constante para evitar que sus hijos enfrenten consecuencias, frustraciones o responsabilidades, se obstaculiza el proceso de enseñanza- aprendizaje y se desvaloriza la labor educativa.

Muchos educadores se enfrentan a situaciones en las que sus decisiones pedagógicas son cuestionadas o minimizadas, donde cada conflicto o dificultad que atraviesa un estudiante se transforma en una "emergencia" que debe resolverse de inmediato, incluso cuando forma parte natural del desarrollo emocional y académico. Este nivel de vigilancia y presión puede generar tensiones, desmotivación y sensación de impotencia en el profesorado.

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